sábado, 5 de septiembre de 2009

SINESTESIA Y ANASTASIA... y KANDINSKY... y SCRABIN

        Históricamente se ha asociado la percepción sonora y la visual considerándoselas en estrecha relación. Esto resulta lógico desde el punto de vista físico, ya que tanto la luz como el sonido se transmiten por ondas, por lo tanto, frecuencias de onda similares de luz y sonido resultan en armonía. Pero también existe un tipo especial de fenómeno que relaciona ambos efectos combinándolos de una manera particular.
        Dentro de los trastornos de la percepción se distingue entre los que afectan a la intensidad (aumento de la percepción de un objeto –hiperestesias- o disminución de la misma –hipoestesias-), a la fidelidad (deformación de un objeto real –ilusión-, deformación que aparece sin estímulo exterior –alucinación-) o a la integridad (distorsión del objeto percibido –dismorfopsia-, transformación del objeto –metamorfopsia-).
         Entre los trastornos sensoperceptivos se encuentran aquellos en los que las percepciones se aglutinan: son las sinestesias, un trastorno en el que el estímulo a través de uno de los sentidos provoca simultáneamente la sensación en otro. Las sinestesias más frecuentes aúnan percepciones visuales y auditivas, de modo que los sonidos, las palabras o la música evocan simultáneamente la visión de colores. El principio neurológico de esto es similar al que se produce cuando al percibir un aroma recordamos a una persona o lugar (tal vez de nuestra infancia), dado que los núcleos cerebrales que procesan la información sensitiva están conectados entre sí.


Escucho los colores. Veo la música
         Muchos artistas han experimentado la sinestesia. Un compositor paradigmático del músico con sinestesias, es Alexander Scriabin (Moscú, 1872–1915) que en 1910 Prometeo. Además de su acorde místico esta obra sinfónica incluye un juego de luces en la sala mientras se interpreta la obra: el Clavier à Lumières es un órgano de luces que proyectaría en la sala determinados colores acompañando la interpretación musical, composición visual del propio Scriabin según sus experiencias sinestésicas. Las experiencias son más habituales con música, sobre todo si ésta incluye variedad de acordes y cambios frecuentes de tonalidad.
        El particular universo cromático wagneriano proporcionó a Kandinsky una de sus primeras y más intensas experiencias sinestésicas, durante una representación de Lohengrin en Moscú: “los violines, los contrabajos, y muy especialmente los instrumentos de viento personificaban entonces para mí toda la fuerza de las horas del crepúsculo. Mentalmente veía todos mis colores, los tenía ante mis ojos”. Al igual que Scriabin, se interesó más en la disonancia de color y música para evocar esas percepciones que producían emociones más intensas en la degustación del arte. Las sinestesias de Kandinsky poseían gran sensorialidad, presentándose tanto a nivel visual, como acústico táctil.
        Recordemos que a sus más ambiciosas obras las llamó Composiciones en clara alusión musical. A través de ellas intentó ejercer sobre el espectador un impacto como el que podría sentir con la música. Las teorías tonales de Scriabin van parejas a las de Kandinsky y ambos pretendieron encontrar equivalencias entre sonido, color y sentimiento. La constante referencia a la música y a la metáfora musical en su obra De lo espiritual en el arte parte de estas teorías y experiencias que aúnan forma, sonido y color.
         Y para ilustrar un poco todo este palabrerio les dejo un video con una obra de Olivier Messiaen (Francia 1908 - 1992) llamada Chronochromie, que me remite a aquellas maravillosas y surrealistas imágenes de las composiciones de Walt Disney en Fantasia que miro fascinada desde chica.

 / Fabi /




No hay comentarios:

Publicar un comentario